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EL COFRE DE MIS RECUERDOS

  Hola mi nombre es Veronicatengo 23 años, vivo en Tunuyán-Mendoza, soy estudiante de E:G:B.1y2, en la escuela Normal Nacional Superior General Toribio de Luzuriaga 9-004, estoy en segundo año de la carrera. Te invitoa compartir mi paso por la escuela primaria, deseo que sea de tu agrado y espero ansiosa tu comentario. 

          

                                                El cofre de mis recuerdos

 Creo que todos tenemos un cofre, que va acompañándonos durante nuestra vida; en él se encuentran guardados nuestros recuerdos y momentos vividos (algunos buenos, otros no tanto) junto a las personas queridas.

  Hoy abro mi cofre, con el deseo de poder compartir con vos, mis primeros pasos por la escuela primaria, y que puedas conocer o imaginarte a todas las personas que estuvieron (algunas siguen estando) a mi lado durante mi infancia, apoyándome en todo los momentos especiales de mi vida.

  Mi ingreso a la escuela primaria comenzó en 1987, recuerdo la dulce voz de mi mamá y sus caricias, con el objetivo de levantarme para llevarme a la escuela; la cual quedaba a pocas cuadras de mi casa. Mis expectativas y temores eran varios, ya que mis compañeros y señorita de primer grado iban a ser nuevos. Al ingresar a la escuela José Hernandez (ubicada en el departamento de tunuyán)y ver el patio repleto de niños desconocidos, mi miedo se incremento; lo único que me reconfortaba era la compañía de mi hermano y las suaves manos de mi madre tomándonos de las manos, ¡yo no quería soltarme de ella!. Sentía que ese día quedarían atrás mis mañanas de juegos y comenzaba una nueva etapa de mi vida.

  Después de formar fila y presenciar el acto escolar ingresamos al grado, el cual estaba decorado muy bonito, con carteles de colores y dibujos alegres. Mi señorita se llamaba “Carmen” y creo que mis compañeros sentían lo mismo que yo. Al transcurrir el ciclo escolar, la dulce compañía de mi señorita y la amistad de mis nuevos compañeros lograron quitarme el miedo que sentí el primer día; de esta manera mi primer grado paso, dejando en mi memoria los gratos recuerdos de juegos y momentos compartidos junto a la compañía de  mi maestra y compañeros de primer grado.

  Al año siguiente comenzaba segundo grado, mi hermano quien ya había estado en mi lugar, me comentaba sobre su paso y los contenidos que iba a conocer ese año. De mi señorita no tengo muchos recuerdos, lo que me quedo guardado fue su bondad. Al terminar las clases, mi curiosidad por comenzar 3º grado se incrementaba, ya que todos comentaban sus experiencias con la insensible y mala señorita Elsa. Debo admitir que mi experiencia con la señorita Elsa no fue mala, como esperaba; por el contrario ella demostraba simpatía y aprecio por mí, aunque algunos de mis compañeros no corrían con la misma suerte que yo, ya que ella era muy exigente y se enojaba mucho si no cumplían con las tareas.

Cuarto año fue un poco costoso, para mí los contenidos se hacían cada vez más complejos y mi dificultad y desagrado por las matemáticas sé hacía más notorio. Recuerdo a mi papá y su constante esmero por ayudarme a aprender las tablas de multiplicar, todas las noches al llegar de trabajar, me tomaba lección; yo me paraba a un costado de su silla y recitaba de memoria las tablas empezando por la del “2” hasta llegar a la del “9”; mi papá nos ayudaba con las tareas de matemática y mi mamá con el resto de las materias.

 Recuerdo los actos escolares, me gustaba ver la galería de la escuela llena de alumnos vestidos con el guardapolvo blanco, formados en filas con sus maestras a un costado cantando el himno; también me agradaban los actos en los que teníamos participación; ya sea bailando “el carnavalito” o dramatizando el acto del 25 de mayo, en el cual nos vestían de dama antigua, no sólo se festejaban las fechas patrias; el día del maestro, de la madre, del padre y por supuesto el día del estudiante, eran motivo de celebración en mi escuela; las señoritas se esmeraban por hacer que los actos salieran impecables ajustando hasta el ultimo detalle.

  En quinto grado mi señorita se llamaba Mimi, lo que recuerdo de ese año fueron las competencias de lectura; que la maestra de lengua había organizado. Mi abuela me armo un pequeño libro de cuentos que recortaba y coleccionaba del “Tintero” (una revista que venía adicional en el diario “Los Andes”). En la competencia gané el primer puesto y la señorita nos hizo leer (a mi compañera y a mí) frente a los demás chicos de quinto “B” y “C”.

  Sexto grado; tuve la sorpresa de contar con cuatro maestras una para cada área (en lengua, señorita Nelli; Matemática señorita Graciela; C. Sociales señorita Norma y Naturales señorita Norma).

Mi maestra de plástica (dibujo) se llamaba Laura y fue la misma en los siete años de la primaria, era un poco impaciente con los alumnos, aunque no puedo negar que me gustaba su hora, ya que nos enseñaba a hacer trabajos muy bonitos y aprendí a compartir mis herramientas de trabajo con mis compañeros. La  señorita Viviana (maestra de música), con quien pasaba las horas mas lindas de estudio, ya que nos enseñaba a cantar y nos ayudaba a modular correctamente. Con mucho esfuerzo para superar la dificultad que tenia en matemática pase a séptimo grado el ultimo.

Ese año me levante temprano, para empezar mi ultimo año en la escuela primaria, mis padres estaban sorprendidos ya que los años anteriores nunca me había levantado tan temprano y ¡menos para ir a la escuela! Pensar que hace unos años atrás veía muy lejano ese día.

Debo admitir que no fue nada fácil; en principio no me resultaba tan difícil ya que contaba con el apoyo y ayuda de mi hermano y de mis padres. Recuerdo que a mitad de año mi papá se enfermó y mi mamá lo acompañaba al medico, empece a bajar mis calificaciones ya que no podía contar con la ayuda de ellos y debía ayudar a mis hermanos menores, con sus tareas, después de un par de meses (que resultaron muy largos) mi papá falleció y deje de ir a la escuela pero el cariño y comprensión de mis compañeros y maestras de quienes recibí mucho apoyo me ayudaron a retomar el ciclo lectivo ayudándome a concluir mi paso por la escuela Primaria.

Sin dejar de lado el amor, la ayuda de “mis padres” y el enorme esfuerzo que realizaron para que mis hermanos y yo recibamos la educación básica. Agradezco a ellos y a mis maestras su dedicación, cariño, la paciencia, comprensión; los valores; ayuda y amor incondicional que me brindaron; y que hicieron posible completar mi paso por la escuela primaria.-

    

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